lunes, 20 de febrero de 2012

ELLA VENDRÁ - DON CORNELIO Y LA ZONA


Ella vendrá
y las heridas que marcan mi cara
se secarán en su boca de agua.

Ella vendrá
y al fin el techo dejara de aplastarme
dejará de verme:
solitario besando mi almohada
solitario quemando mi cama
solitario esperándote

Ella vendrá
y sus labios de rouge dirán-algas
algas y viento del mar
siento que ella vendrá.

La espera es un encantamiento: recibí la orden de no moverme. La espera de una llamada telefónica se teje así de interdicciones minúsculas, al infinito, hasta lo inconfesable: me privo de salir de la pieza, de ir al lavabo, de hablar por teléfono incluso (para no ocupar el aparato); sufro si me telefonean (por la misma razón); me enloquece pensar que a tal hora cercana será necesario que yo salga, arriesgándome así a perder el llamado bienhechor (…)

¿Estoy enamorado? –Sí, porque espero. El otro no espera nunca; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre pierdo a este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso, exacto, es decir, adelantado. La identidad fatal del enamorado no es otra más que ésta: yo soy el que espera. (Roland Barthes)


2 comentarios: